El problema del acceso a la vivienda en España no se solucionaría con la incorporación de las viviendas turísticas al mercado del alquiler tradicional. Así lo constata un estudio del Observatorio del Alquiler, un centro de investigación impulsado por la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, el peso del alquiler turístico en el conjunto de viviendas de una ciudad es limitado, con algunas excepciones en las zonas más turísticas y en algunos barrios de las grandes urbes. En cambio, en las zonas más residenciales, la implantación de inmuebles de uso turístico es muy escasa, lo que plantea serias dudas sobre cómo podrían contribuir a solucionar el problema de la escasez de vivienda.
Tomemos como ejemplo la ciudad de Madrid. En el distrito Centro, las viviendas turísticas representan el 9,68% del total. Una hipotética incorporación de todos esto inmuebles al mercado de alquiler tradicional elevaría la oferta en un 24,29%.
Sin embargo, en el resto de zonas de la capital, el peso de los pisos turísticos sobre el total de viviendas no llega en ningún caso al 2%. De hecho, en la mayoría de distritos, como Vicálvaro, Villa de Vallecas o Moratalaz, su presencia es prácticamente inexistente. En conjunto, si todas las viviendas turísticas recalasen en el mercado residencial, el incremento de la oferta se quedaría en un 5,09%.
Algo parecido sucede en Barcelona. Distritos como Ciutat Vella o Eixample concentran un 4,17% y un 2,96%, respectivamente, de inmuebles de uso turístico con respecto al total de viviendas. Sin embargo, en el resto de zonas el peso es inferior al 1,5%, e incluso en lugares como Nou Barris, Sant Andreu, Horta Guinardó o Les Corts el peso es prácticamente irrelevante. En el conjunto de la ciudad, si todas estas viviendas recayesen en el mercado de vivienda residencial, el aumento sería del 5,31%.
En otras grandes capitales, como Valencia, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Bilbao o Palma de Mallorca, el peso de los alquileres turísticos respecto del total de inmuebles es relevante debido a la importancia de sus sectores turísticos, pero, en todos los casos, la incorporación de estas viviendas al mercado residencial no supondría en ningún caso un incremento de más del 10%, destacando Valencia, donde sería un 9,86%, y las Palmas de Gran Canaria, con un 9,72%. En el caso de la otra capital canaria, el aumento sería del 6,17%, mientras que en Bilbao sería un 5,97% y en Palma se quedaría en el 4,66%.
La excepción son las ciudades de San Sebastián y, sobre todo, de Málaga. En la capital donostiarra, incorporar las viviendas turísticas a la oferta de alquiler tradicional significaría un aumento del 10,82%, mientras que en la ciudad andaluza, las cifras se disparan hasta el 20,95%.
Hay ciertos lugares, por tanto, donde el peso de los alquileres en régimen turístico es muy alto. Pero su presencia es muy desigual, y no afecta de igual manera a todas las zonas de una ciudad. La incorporación de las viviendas turísticas al mercado de vivienda residencial no sería suficiente para resolver el problema de la escasez de oferta.
La cuestión de las viviendas turísticas es un debate vivo, que causa serias tensiones entre los vecinos de algunos barrios. El Gobierno lleva meses estudiando cómo hacer frente a este problema. Si bien es positivo regular ciertos aspectos de su funcionamiento, intervenir el mercado nunca será una respuesta positiva, puesto que terminaría perjudicando, en última instancia, la creación de oferta.