Septiembre es un buen mes para los nuevos comienzos. Después del parón estival, llegamos con las pilas recargadas para poner en marcha nuevos proyectos y hacer cambios importantes en nuestras vidas. Muchas personas aprovechan estos meses para buscar una nueva vivienda, por lo que el final del verano y los comienzos de septiembre son una época de mucho movimiento en el sector inmobiliario.
El mercado del alquiler en España, sin embargo, llega en una situación difícil al inicio del nuevo curso. La inseguridad jurídica sigue preocupando a los propietarios, y el acceso a la vivienda es cada vez más difícil para las familias y, especialmente, los jóvenes. El sector sigue marcado profundamente por las consecuencias de la Ley de Vivienda y de medidas políticas como la intervención de los precios, que generan más incertidumbre y desincentivan la creación de oferta.
Y es que el sector sufre una grave crisis de escasez de stock de viviendas para alquilar. En los últimos años, la oferta de inmuebles disponibles no deja de caer, pese a los esfuerzos de diversas administraciones locales y entidades privadas por generar confianza en los arrendadores para que pongan sus viviendas en el mercado.
La oferta y la demanda cada vez están más desacopladas, y, como consecuencia, los precios están desbocados. El mercado del alquiler español llega a septiembre con el precio medio más alto de su historia. En la gran mayoría de grandes ciudades del país, arrendar un inmueble ya cuesta más de 1.000 euros al mes, con niveles de récord en lugares como Baleares, Barcelona o Madrid.
Esta circunstancia, por supuesto, no afecta por igual a todas las provincias. En la gran mayoría, los precios todavía se mantienen en márgenes accesibles y el mercado se mantiene en una situación de equilibrio entre la oferta y la demanda. Sin embargo, es en las zonas más pobladas donde el acceso a una vivienda presenta un verdadero desafío para muchas familias.
Mientras tanto, la Ley de Vivienda ya va asentándose y deja ver sus consecuencias con cada vez mayor claridad. Después de que Cataluña decretase gran parte de su territorio como zona tensionada, la intervención de los precios del alquiler en consonancia con el Índice de Precios elaborado por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana ha puesto a esta comunidad autónoma contra las cuerdas. El nuevo Gobierno catalán, liderado por Salvador Illa, deberá trabajar para encontrar soluciones al problema de la vivienda, una de las principales preocupaciones de los catalanes.
De aquí a final de año, no parece que las cosas vayan a mejorar sustancialmente. Todas las previsiones indican que la oferta seguirá cayendo en todo el país, al mismo tiempo que la escasez de viviendas seguirá empujando los precios al alza, que seguirán manteniéndose, de media, por encima de los mil euros.
Así las cosas, la situación parece estar muy lejos de una solución. Mientras prosigan las políticas ineficaces y no se ataje la raíz del problema, es decir, la escasez de vivienda, es de esperar que estas tendencias sigan agravándose. Urgen acuerdos políticos y medidas ambiciosas que garanticen el acceso a una vivienda para los jóvenes y las familias.